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Recuérdamelo mañana

Podríamos denominar así a la versión moderna del "Vuelva usted mañana" de Mariano José de Larra. Es curioso que ni siquiera la fuerte crisis económica que estamos padeciendo haya conseguido espabilar comercialmente a quienes no tienen el más mínimo interés en vender más de la cuenta.

Ayer por la mañana llamé al concesionario oficial de mi coche para comentarles una avería y ver cuándo me lo podrían solucionar. Siempre que me enfrento a estas llamadas doy un amplio margen para salvar las pocas ganas de trabajar de quien pueda estar al otro lado del teléfono o detrás del mostrador, pero ni aún así. Una chica muy amable me dijo que, dado que la avería era urgente -el coche no cerraba, me haría un hueco. Afortunadamente estoy de baja por maternidad así que cuando algo se estropea o requiere de un trámite administrativo salto de alegría.

Bajé sin perder un minuto al concesionario pero cuando llegué allí las pocas ganas de trabajar del jefe de taller chocaron estrepitosamente con la buena intención de la recepcionista, y me dijo la susodicha frase: "vuelva usted mañana". Para ser más precisos empezó por frotarse la barbilla, resopló un par de veces y luego -obvio el "parece que no cierra"- me dijo "bueno, déjamelo aquí y a ver si le podemos echar un vistazo". Esto, cuanto menos, asusta. Y alguien con muy pocas luces se daría cuenta enseguida de que eso significa estar sin coche una semana, así que le dije que sólo lo dejaba si lo iban a arreglar, ya que no podía prescindir del coche, vivo fuera de la ciudad...

Lo más gracioso del asunto es que para animarlo con la reparación, aproveché y pedí presupuesto para arreglar todos los rasponazos del coche, yo les llamo heridas de guerra, algo que calculo en torno a unos 500 euros. Ni aún así, lo miró por delante, lo miró por detrás, y me dijo, "si eso, recuérdamelo cuando lo traigas".

Es surrealista que en lo más profundo de la crisis económica, en un escenario en el que nadie arregla más que lo imprescindible para que el coche ande, y con un taller lleno de empleados más bien poco atareados, alguien te diga que le recuerdes otro día que te presupueste una reparación. Sin duda cualquier otra persona con un poquillo más de nervio comercial aparecería a los cinco minutos ante el cliente con el presupuesto en la boca, pero "Spain is different" y, yo añadiría, "Galicia Canibal"... por no decir otra cosa.

 

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