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Historias repetidas

Se llaman Laura, María o Virma pero sus historias son prácticamente idénticas. El 27 de febrero de 2008 se vivió una jornada negra en España, cuatro, nada menos que cuatro, fueron las mujeres muertas a manos de sus parejas o ex parejas como consecuencia de lo que hoy por hoy denominamos violencia machista. Como consumaron su crimen, sus agresores están ahora en la cárcel, pero ¿qué hay de todas las mujeres que en este momento están sufriendo el maltrato, que llevan años viviendo en el miedo? Algunas han denunciado, otras no, pero a veces parece que el macabro sistema social es esperar a que la historia se repita para detener al agresor. ¿Es real el apoyo a las víctimas?

La difunta campaña electoral ha sido un rosario de promesas, una ristra de cifras y, en algunas ocasiones, un cúmulo de mentiras. La sociedad ha avanzado mucho, hoy se habla de los maltratadores sin piedad, se homenajea y apoya a esas valientes que han denunciado y rehecho su vida, y también se llora públicamente a las que han muerto a manos de sus maltratadores.

 

Se han tomado medidas, se han creado organismos, se han buscado apoyos, se han hecho muchas campañas. Todo eso funciona, pero hay asignaturas pendientes, porque sino no llevaríamos 16 víctimas en estos tres meses que han transcurrido del año.

Al margen de las discusiones que ha generado en esta última campaña, la Ley está ahí pero ¿están formados los jueces para valorar y juzgar este tipo de casos, en los que el machismo juega un papel fundamental?, ¿están formados y comprometidos los abogados para llevar estos casos?, ¿está formada y dotada la policía para defender a las víctimas de sus agresores?, ¿hay suficientes recursos sociales para asesorar y apoyar a estas mujeres?

El maltratador

El maltratador no es un señor con pinta de malo, sino que puede ser tu vecino, tu primo o el que te vende el pan. Una persona de apariencia normal y a veces incluso sospechosamente amable. Hablemos claro, puede ser hombre o mujer, pero las cifras cantan y suele ser hombre.

En rasgos generales los psicólogos suelen destacar los siguientes aspectos:

  • Considera a su mujer como una posesión suya, y no como una persona con vida independiente.
  • Puede tener una actitud muy arrogante y parecer que se come el mundo pero en el fondo es tremendamente inseguro y posee muy baja autoestima.
  • Se siente fracasado y no soporta sentirse en desventaja, y compensa todo esto con la violencia.
  • Suele ser celoso y manipulador. Nunca reconoce sus errores.
  • Vigila y controla en extremo a todos los miembros de la familia.
  • Basa su sexualidad en el poder del hombre y la sumisión de la mujer.
  • Se comporta de una manera totalmente diferente en su vida pública que en su vida privada.
  • Desautoriza constantemente a su pareja delante de los hijos o la familia.
  • Justifica su conducta en la provocación de la víctima.
  • Su poder autoritario y controlador sobre la familia abarca todos los aspectos de la vida: económicos, educativos, legales, decisiones personales, etc.
  • Aspira con la violencia a tener un control absoluto de su víctima, reforzándose con cada acto de violencia.

La violencia

La violencia puede ser física, psíquica, sexual, social y económica. Es frecuente que en el maltrato se combinen artísticamente todos estos tipos de violencia.

  • La violencia física es la más llamativa y también la más evidente. Hoy por hoy, hay mecanismos para detectarla, incluso cuando la mujer miente al médico para encubrir a su cónyuge, y éste es sin duda un gran paso para erradicar este tipo de violencia.
  • La violencia económica es cada vez menos posible, ya que afortunadamente el porcentaje de mujeres que son autosuficientes económicamente gracias a su empleo fuera del hogar crece cada día. El problema es que algunas de las víctimas renuncian a trabajar fuera del hogar de forma voluntaria pero condicionada, o de forma obligada, como parte de ese maquiavélico plan de dominio por parte del agresor.
  • La violencia social es la menos evidente, pero seguro que todos hemos conocido casos de mujeres que se van aislando de su entorno animadas por su pareja, se enemistan con su familia, o se desvinculan totalmente de su grupo de amigas y amigos. Esta violencia, es el principal aliado del agresor, cuanto más sóla esté la víctima menos se oirá su voz cuando pida auxilio.
  • La violencia sexual consiste en imponer a la mujer una relación sexual contra su total o parcial voluntad. Es fácil que la víctima ceda por miedo, y esta es otra baza del agresor.
  • La violencia psicológica. Ésta merecería un capítulo aparte, no sólo por la premeditación que implica sino por sus devastadoras consecuencias y lo dífícilmente demostrable que es para la víctima ante un juez no formado en la materia. La razón es obvia… ¿cómo demuestra una mujer que lleva años oyendo a su pareja llamarla inútil, diciéndole que no sabe hacer nada, que es la culpable de todos los problemas, que la va a matar, etc.? Pues lo cierto es que es prácticamente imposible, y o los jueces conocen bien los perfiles de maltratador y víctima o lo más probable es que estemos ante la palabra de una mujer desesperada, aterrorizada y psicológicamente destrozada frente a un hombre aparentemente normal. Hay otro elemento paradógico en este tipo de maltrato, y es que probablemente es el único al que hemos asistido a través de algún amigo, vecino, familiar, etc. sin atrevernos a decir ni una palabra, quizá por no querer intervenir en lo que podría parecer una discusión de pareja.

La víctima

Los expertos aseguran que todos podríamos llegar a ser víctimas, aunque tras el maltrato éstas presenten unos rasgos comunes.

  • Persona sometida a la voluntad de un hombre, y que ha adoptado en la pareja un rol totalmente pasivo.
  • Tiene un concepto del amor que la lleva al sacrificio y a la dependencia a su pareja.
  • Permanece silenciosa o animada si la pareja está presente.
  • Posee sentimientos tanto de amor como de odio por su maltratador.
  • Sobrevalora el rol masculino y su importancia en la familia.
  • Suele tener una salud delicada, muchas veces fruto de la somatización de la situación de maltrato que está viviendo.

Se habla de dos tipos de mujeres maltratadas, las que han sido educadas con demasiadas responsabilidades para las propias de su edad y las que han estado sobreprotegidas y han salido de su casa sólo bajo el paraguas de un nuevo protector.

Medidas urgentes

Es necesaria una concienciación e implicación social que no baje en ningún momento la guardia para combatir la violencia machista. El gobierno puso en marcha recientemente el 016 como teléfono para denunciar este tipo de agresiones, su lema es precisamente “No esperes a oír esta señal”, aludiendo al sonido de un aparato que registra los latidos del corazón. Es una gran verdad, porque lo triste es que sabemos cómo acabarán las historias de violencia machista si no las atajamos a tiempo, y la prensa nos muestra cada día historias repetidas.

Hace falta una implicación social del cien por cien. Más recursos para investigar estos delitos, que no tengan que aportar las pruebas las víctimas, que no están psicológicamente preparadas para afrontar una investigación y tienen miedo. Más recursos para que realmente tengan un buen asesoramiento jurídico, más ayuda a su alcance y una protección real y eficaz. Más jueces capacitados: no se puede juzgar un maltrato como se juzga el robo de una barra de pan. Y es que luego vemos casos como el de una mujer de Vigo que mostraba hace unos días videos de su ex marido destrozando sistemáticamente su coche y el juez no los aceptaba como prueba. Más educación, para que los niños crezcan concienciados frente a este tipo de violencia. Más seguridad para las víctimas, que sientan que por muchos años que hayan tardado en armarse de valor para denunciar, los delitos no van a prescribir, y siempre merece la pena salvar una vida.

 

 

Destacado: Teléfono de Información para víctimas de la violencia de género 016 o en internet www.telefono016.com

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